Salió y miró directamente hacia la derecha, hacia el área donde yo estaba sentado.
Buscó, mesa por mesa, hasta que hicimos contacto visual. Ahí extendió su brazo, mostró su pulgar hacia arriba y guiñó el ojo. Un guiño prolongado, sin decir palabra. Prolongado, con cara de serio, prolongado, y se fue.
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