No entiendo tus miradas de póker, y menos cuando las siguen miradas sostenidas hasta el hartazgo. Como la de hoy, que me hizo hacerte un gesto de frustación al tiempo que te quitaba los ojos de encima. Y que me bailes, y te cerciores de que te estoy mirando, para seguir bailando un poco más. Y que le digas a L que "vos porque ahora te vas a bailar a Amerika".
Y que después, como si nada, me preguntes si comimos bien. No te entiendo. No entiendo lo que hacés por segundo sábado consecutivo quedándote ahí. No entiendo que querés, no entiendo que no querés. No entiendo más nada. No entiendo y me gustaría que me lo expliques claramente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario