Hoy regresé, más que literalmente.
Despúes de un par de visitas en las que me puse en el papel de superado, en las que le di la espalda adrede, en las que me encargué de evitar su mirada (y en las que se encargó de que yo no lo lograra), volví rendido. Y con mi familia.
Y a pesar de que siempre estuvo ahí, la persona en cuestión también volvió (a hacer de las suyas):
Si bien no pedimos entrada, nos mandó empanadas ("Una invitación" dijo el mozo nuevo).
Más tarde, se rió con nosotros de mi vieja sacando fotos con su cámara nueva. Se rió con nosotros, pero sólo yo me enteré.
Y el momento de oro, yo riendo con mi familia, pasar la vista y ver su mirada fijada en mí, quedarme en esa mirada... y recibir una sonrisa pícara en respuesta, una sonrisa y una mirada sostenidas, mutuas y
reconfortantes. Volvimos.
PD: Edito esta entrada porque recién caí en la cuenta de que esto pasó exactamente al cumplir 11 meses de conocernos. Hoy. 11 meses.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario