Supongo que tengo que documentar que la semana pasada volví. Dos veces. Y en ambas me encargué de ignorar por completo a cierta persona. Al punto de no mirarla. Pero en esas dos ocasiones, esa cierta persona, evidentemente no tenía ganas de ser ignorada por mí. Y no tuvo mejor idea que venir, tocarme (sí, los dos días hizo lo mismo: una breve y vibrante caricia por la espalda) y saludarme alebosamente, interrumpiendo mis conversaciones con otros, solamente para dar presente. Documentado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario