Soy el padre de todos.
El padre que educa, que alienta, que promueve el desarrollo de cada uno.
El que no participa de los festejos, el que no baila, el que contempla desde lejos, el que deja ser a sus hijos y no interfiere, el que siente que pertenecen al mundo y no a él. El que se regocija cuando los ve acertar, el que se enorgullece cuando los ve errar y seguir adelante.
El que a tiempo desaparece y se vuelve inaccesible.
El padre que da y no espera nada a cambio.
El que estimula el pensamiento y la creatividad, el que advierte sobre los misterios del mundo, el que sonrie y contiene.
Soy ese mismo que en soledad se quiebra, y se siente hijo del mundo, hijo de todos.
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